El estudio
Adentrarse en el taller de Luis Benítez es abrir la puerta al mundo de los sueños y
descubrir rincones repletos de naturaleza y curiosidades que te transportarán a una época con aire vintage.
Un espacio en el que te sentirás como en casa y donde conversar abiertamente
para compartir todas esas ideas que se alojan en tu imaginación.
De la visita te llevarás un recopilatorio de momentos muy especiales y, lo más importante, tranquilidad.
Porque los tocados, también se pueden probar.
Y si hay que desplazarse, la magia de este
taller se traslada con Luis Benítez mucho
más allá de sus paredes, aportando a
cada clienta y colaboradores su habitual
excelencia para envolver en confort y arte
cada instante.
Y si hay que desplazarse, la magia de este taller
se traslada con Luis Benítez mucho más allá de
sus paredes, aportando a cada clienta y colaboradores
su habitual excelencia para envolver en confort y
arte cada instante.
Y si hay que desplazarse, la magia de este
taller se traslada con Luis Benítez mucho
más allá de sus paredes, aportando a
cada clienta y colaboradores su habitual
excelencia para envolver en confort y arte
cada instante.
No salieron jamás del vergel del abrazo,
y ante el rojo rosal de los besos rodaron.
Miguel Hernández
¡Parecen las espigas viejos pájaros
que no pueden volar!
Son cabecitas,
que tienen el cerebro de oro puro
y expresiones tranquilas.
Federico García Lorca (Espigas)
No salieron jamás del vergel del abrazo,
y ante el rojo rosal de los besos rodaron.
Miguel Hernández
¡Parecen las espigas viejos pájaros
que no pueden volar!
Son cabecitas,
que tienen el cerebro de oro puro
y expresiones tranquilas.
Federico García Lorca (Espigas)
No salieron jamás del vergel del abrazo,
y ante el rojo rosal de los besos rodaron.
Miguel Hernández
¡Parecen las espigas viejos pájaros
que no pueden volar!
Son cabecitas,
que tienen el cerebro de oro puro
y expresiones tranquilas.
Federico García Lorca (Espigas)